Cuarenta y tres formas de soltarse el pelo

Día tras día se levantaba, se aseaba y comenzaba sus quehaceres. Al caer la noche se enfrascaba en un buen libro hasta que se le cerraban los ojos y se iba a dormir sabiendo que a la mañana siguiente le esperaría un día igual que el anterior. Era una mujer seria, eficiente y muy trabajadora, además de ello, era hermosa. Atraía las miradas de la gente al pasar con paso firme y el moño en alto. Siempre igual, siempre de camino al trabajo. Su devoción por las tareas laborales le había costado alguna que otra amistad, pero eso a ella no le importaba demasiado. No hasta que llegó él. El hombre que consiguió comprender sus virtudes y defectos y supo mimarla como se merecía. Desde entonces ya no pasaba las noches en su casa, y si podía escaparse del trabajo, lo hacía. Todo fuera por estar con él, por ir a la playa, por disfrutar de largos paseos por los rincones de su bella ciudad. Ella estaba, si cabe, más hermosa. Su melena ondeaba en el viento tras su paso y una luz irradiaba en sus mejillas. Los cuarenta y tres días que duró su amor fueron los mejores de su vida, cada uno mejor que el anterior, más intenso. Pero lo que parecía ser infinito terminó marchitándose y cuando menos se lo esperaba, finalizó. Desde entonces nadie volvió a verla sonreír, comenzó a sumirse en una penumbra y no salía ni si quiera a trabajar. Hasta que una mañana se levantó de sus propios escombros y decidió seguir a delante como mujer valiente que era. Se apretó el moño, y continuó su camino como lo había empezado, sola.

"Hola! Soy Irene, 19 años, del blog Reckless Youth me parece una iniciativa genial esto de las actividades, en serio, es algo super divertido y diferente, gracias por llevarlo a cabo.Ahí os dejo mi texto, espero que os haya gustado. Preferí no saber de qué iba la obra hasta que hubiera escrito mi texto, así que ahora mismo veré de que va.Un beso enorme y gracias! :) Atentamente "

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